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lunes, 20 de octubre de 2014

Monstruo.

Ella lo amaba y se lo decía.
Con una mirada...
Un gesto...
Una sonrisa. 
No importaba cómo pero él lo sabía.

Ella ya se había sentido de esa manera.
Sabía de las consecuencias que traería el amor...
Lo sabía.
Pero se enamoró igual.

Al principio no fue de la mejor manera. Ella desconfiaba. Pero se acostumbró a su estúpida manera de pensar... (¡Nadie te quiere, todos son iguales! Solo te lastimarán, no te necesitan).
A pesar de su miedo siguió. Intentando. Queriendo que todo cambie de una vez.
Con el tiempo se dio cuenta de que sí, aunque pareciera distinto, la lastimó. Lloro días por él.
Pero ella era la culpable. El no haber hablado, explicado, falta de diálogo.
Lo quería y perdonó...

Pero no se dio cuenta que ella era igual, que tenía un pasado. Alguien dentro suyo, que le decía lo que estaba bien y mal. Pero ella siguió sus impulsos.
Ciega, de no creer que ella era igual que todos.
Que su desconfianza se transformó en desinterés. Que ella lo iba a lastimar.
Al final, todos se vuelven las personas que dijeron que nunca serían.
Ella lo sabía, dolida, triste. Con vergüenza y desilusionada de si misma.
Se convirtió en eso, en el monstruo que no quería.
Lo lastimó.
Y no saben cuanto dolió.

1 comentario:

  1. ¡No importa cómo se diga el amor!
    "Al final, todos se vuelven las personas que dijeron que nunca serían." Oooh, dios! ¡Cuánta verdad, tristemente!

    Un beso! ;)
    http://myworldlai.blogspot.com.es/
    PD: Pásate si quieres, hay nuevas entradas! ^^

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