Seguidores

miércoles, 13 de octubre de 2021

La vida de piolín

¡Hola! Me presento, mi nombre es Gatito, Bizcochito, a veces mamacoco cuando mi madre humana me hablaba para que yo comiera, o Piolín como papá me llamo estos últimos días.

Dirán, muchos nombres para un ser tan pequeño como yo. Pero con muchos sentimientos encontrados con cada mención. Ah, esperen, no les conté; lo más divertido es que yo era hembra. Pero el cariño que tenían hacía mi, mis humanos, no entiende de géneros. 

Las 11, no, las 12 del medio día, sí, ahí me encontraron. Yo estaba tirado, cerquita del cordón. Mi mamá me vio, yo abrí mi pico, pidiendo comida. Ella se alejó rápidamente por tristeza, por pensar que yo no sobreviviría. Mi papá, conociendo a mi mamá, me agarró y llevo a su casa. Él sabía que ella me amaría, y que estaría todo el día pensando en mí si me dejaba, pero tenía miedo, ya conocía de experiencias previas de tratar de salvar a pichones de mi especie y sabía que si a mi me pasaba algo, se pondría triste. 

Llegue a mi casa, no sin antes ponerme en una cajita con papel para que no ensuciara tanto. Buscaron en internet. Qué darme de comer. Y ahí, mi humana mamá se dio cuenta de errores que había cometido cuando cuidaba a otros pichones. 

Fueron a comprarme comida, me la prepararon. Yo no quería comer. Me sentía confundido, triste, abandonado. No sabía por qué estaba ahí y no con mi mamá. ¿Por qué no estaba en un árbol? Acurrucado a mis hermanos, esperando la hora que viniera mamá para alimentarnos. ¿Qué había pasado?

Pasaron las horas, a mi humana se le ocurrió empezarme a cantar, si; "mamácoco, a comer mamácoco". Y empecé a disfrutar mi comida. Ya era hora de dormir, mis humanos se ve que tienen los horarios cambiados. Era de madrugada y ellos seguían despiertos. 6 am me tocó mi alimento de nuevo. Qué contento estaba. Mientras me daban comida mirábamos una serie juntos en la mesa, estuvimos no lo sé, muchas horas ahí juntos. Pero nunca me sentí tan cómodo. 

Mis humanos decidieron no dormir en todo la noche, ni la mañana. Ya son las 9 am y ellos intentaron dejarme en mi casa. Supusieron que, si mi mamá me reconocía me alimentaría. 

¡Se llevaron una gran sorpresa! Muchos amigos, muchos gorriones, una multitud de mi especie me rodeaba. ¡Estaban tratando de ayudarme! Claro. Querían que yo vuele, que vuelva a mi hogar, a mi dulce hogar en un nido junto con mi familia. 

Paso un tiempo, y yo me caí. No entendían por qué yo no volaba si había pichones más pequeños que yo, tratando de enseñarme. Nadie me alimentaba. Pero me vieron feliz, queriendo estar con ellos. Me dejaron un par de horas. 

Pero comenzó a diluviar, se me mojaron mis alas. ¡Tenía miedo! Hasta que escuché la puerta abrirse, y ver a mis humanos buscándome. Me encontró mi mamá y me agarró. Me llevo a mi cama nueva. Me alimentaron otra vez. Yo estaba contento. 

Llego la hora de dormir. Otro día nuevo. Mis humanos querían que yo aprenda a volar. Así que me dejaron en un cuartito libre. Intenté, claro; qué raro. ¿Por qué vuelo para atrás? Mi mamá decía que bailaba electro. Se reía mucho. Lo intenté y lo intenté. Pero no volaba.

Ellos decían que todavía era pequeño, que capaz en unos días podría. Así que me iban a cuidar. Era tan afortunado. Ellos me querían, me cuidaban. Y me di cuenta que eran buenas personas, tenían dos perros, DOS, uno negro y blanco, que se parecía a una vaca. Yo tenía curiosidad por él. Qué suerte la de él, al tener a dos personas que lo cuidan y aman de esa manera.

Mi papá decidió traerme unos palos para mi nueva cucha. Estuvo como dos horas creando un espacio para mí. Me encantaba mi lugar. Era libre. Podía hacer lo que quería. Pero, seguía sin saber volar.

Mi mamá humana se fue a su casa. Ahí entendí, que quién me cuidaría estos días sería mi papá. La pasé tan bien, papá me quería enseñar tantas cosas. Estaba muy feliz. 

Me puso en un plato agua para que yo me bañara. Tenía un poco de miedo, pero es obvio que todos lo hacen. Es divertido. Pero no me sentía tan confiado, ¿Qué pasaba conmigo?

Llegó la noche. Papá me dio de comer como todos los días cada 3 horas. Nos fuimos a dormir...

Me levanté, papá se levanto, me dio mi alimento y yo no quise. Sabía, que algo andaba mal en mí.

Le avisó a mamá. Él tenía que hacer trámites, estaba muy preocupado por dejarme solo ya que no había comido nada. Mamá le dijo que me llevara a su casa, que ella me iba a cuidar.

El camino fue muy difícil para mi papá humano. Estaba tan triste, tan enojado, no sabía que había echo mal...

Llegué a lo de mamá, me vio; "hola mamácoco, ¿que te anda pasando?". Me moví un poco. Y al ratito, ya no.

Me fui en las manos de mi papá humano, el no quería soltarme. El me amaba. Mamá no sabía que hacer, lo supe desde el primer momento, era una mujer que aparentaba ser fuerte, no iba a llorar en frente de papá. Solo quería consolarlo por mi pérdida. 

Me hicieron un bonito funeral en el patio de mamá. Estaban tres perros, un conejo y un gato. Se ve que mamá también amaba tanto a los animales como papá. ¡Claro! Por eso se amaban tanto. Tenían tanto en común. 

Yo esperé a que estuvieran juntos, para irme. Sabía que ellos dos iban a estar bien si estaban acompañados. 

Seguro estarán pensando, buscando información del por qué me fui. Y espero que pronto sepan, aunque por lo que escuché, ya tenían varias hipótesis.

Pero sé, que dentro de unos años, ellos van a poder a ayudar a muchos como yo, como a otras especies. Ah, ¡no les dije! Están en segundo año de veterinaria. 

Espero que dentro de unos años sigan juntos, con la misma pasión. Queriendo ayudar a los más desamparados. Que lo disfruten, que se disfruten. No cualquiera ama de esa forma, no cualquiera ayuda sin esperar nada a cambio. Pero, ellos dos, me hicieron pasar los mejores cinco días de mi vida. Aunque estoy seguro de que hubieran querido verme volar. 


13/10/2021 


martes, 12 de octubre de 2021

*

Son las doce del medio día, salís a comprar un par de bebidas para poder disfrutar de un almuerzo tranquilo con una persona que es tu compañía diaria. Tu compañero. Con quien disfrutas esos pequeños momentos de deleite tomando una cerveza y esperando que la leña se prenda para comenzar a cocinar el asado.
Acá se disfruta mucho el compartir con tus seres queridos un almuerzo. Riendo, escuchando anécdotas de tu padre de pequeño, de como tu hermana consiguió un trabajo nuevo, como tu mamá se queja de la vecina porque tiene la música fuerte toda la noche, ver jugar a tus mascotas mientras esperan con ansías la comida. Momentos. Todos cerca del fogón, haciendo un semicírculo sintiendo el calor levemente en la cara, ese olor a humo que te lleva a antaño, a tus antepasados, los cuales realizaban las mismas tradiciones. 
Y qué lindo seguir repitiendo esos momentos. Hace unos años con los abuelos, luego con tus padres, hoy con tu pareja o amigos, y quién sabe, algún día con tu futuro hijo. 
Si a mi me preguntan que es la felicidad, los llevaría a esos momentos. El no tener que pensar en nada, solo el ser feliz. Ver las caras sonriendo de todos, compartir un buen café en los días fríos. Mirar la lluvia mientras cae un 24 de diciembre, y al rato disfrutar del arco iris con sus bellos colores alumbrando el campo. 
Yo me quedaría ahí. 
En ese lugar en donde te sentís cómodo a pesar de tener compañía.
En ese lugar en donde el tiempo pasa y no vuelve.
En ese lugar de paz. De amor. Y de unión.
En ese lugar que sólo habita en mi mente. 

martes, 28 de septiembre de 2021

_

Desde el momento en que abro los ojos y recapacito en el día tras día, solo pienso en cómo llegue hasta ahí. Viendo a través de una ventana que da al patio, se ven las los arboles que toman un color hermoso. Tomo un sorbo de mi café, negro con un gran chorro de leche. Se acercan mis animales, se acurrucan a mi lado haciéndome saber que están, sus ojos, que demuestran amor. Qué bello amor. 
Se que he mirado demasiado el reloj, las horas pasan en un eterno resplandor y sigue todo igual. La verdad es que no sé que he esperado todo este tiempo. No lo sé. 
Sólo sé, que no entiendo como pude sonreír, sabiendo que por dentro era una constante lucha con un humo negro que se esparcía por todo mi cuerpo. 

No sé, no creo tener las respuestas a eso. O tal vez no las quiera saber. 
Pero quiero decirles, que está bien sentirse así. Pero no por eso, se van a estancar y nunca levantar el muro.
Bien sabemos que después del temporal, cuando está finalizando esa llovizna, sale un arco iris que te recuerda que no todo es tan malo como parece. 
Está bien sentirse triste, está bien tener miedo, está bien tener insomnio, está bien tomarte un tiempo para recuperarte. 
Pero te diré otra cosa, aunque está bien sentir esas emociones, no significa que las merezcas. Construiste solo, o con ayuda de alguien, algo que sabías que estaba roto desde hace mucho tiempo. Y está bien comenzar de nuevo. 
Ojalá en un tiempo, cuando miremos al pasado, podamos reírnos de esta etapa y entendamos qué fue lo que pasó. Pero en este momento, solo quiero que entiendas que levantaste estas paredes. Y lo volverás a hacer, y hacer, y hacer. No importa cuánto tiempo te cueste, ni cuantas angustias, la construirás cuantas veces sea necesario. 
Hola Maivé de los próximos meses, llegamos aquí, pero no para destrozarnos recordando todo lo que nos ha quebrado.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Verás.

Esto es lo que pasará. 

Estaremos tristes, estaremos desmoronados. Estaremos pensando en todo aquello bueno que perdimos.

Estaremos echando culpas, solo por querer desligarnos del dolor. 

Si fui yo, si fuiste tu. Si fuimos nosotros.

Tendremos días duros. Tendremos otros días felices, de esos que quieres volver a vivirlos. Pero sabrás con quien quieres compartirlos. 

Y regresaremos a casa, olvidando por un rato todo lo que perdimos.

Serán las 00.00 hs y pondremos música, escucharemos lo que al otro le gustaba.

Qué putos masoquistas ¿Por qué seguimos salando la herida?

O mejor, las canciones que nos dedicaron. 

Y nos sentiremos un poco a gusto, al saber que queda un trozo de esa persona en cada parte de la letra. Regresamos un ratito, a esos momentos en donde te sentías en paz. 

Prenderas un cigarro y elegirás una copa vieja, la selección de hoy "Alma Mora". 

O prenderas tu computadora, deseando tener una birra negra que ella te compraba, o un fernet. 

Y no sabrás que hacer, pensaras todo el tiempo que fue lo que pasó.

¿Por qué duele tanto si es lo mejor?


Saldrás a caminar, verás a parejas de la mano, con sus respectivas mascotas. Un flashback de momentos. 

Irás a la plaza, te sentarás en la escalera. Pensaras los momentos que pasaste jugando a las cartas. Veras tu primera estúpida pelea.

Irás por el centro, verás las tiendas por las cuales pasaban, sabrás qué es lo que hubiera elegido la otra persona, que le gustaría.

Cursaras las materias, dolerá ver esa silla que antes estaba ocupada. Pensarás en las peleas estúpidas por querer tener la razón cuando estudiaban, se te escapará una sonrisa. 

Te recostaras en tu cama, abrazaras la almohada suplantando a quien abrazabas hasta quedarte dormido. 

Pasaran los días, pasarán las noches. 

Los cuales pensaras que de a poco, te despojan de la felicidad. 

Vas a querer escribirle. Abrirás tu celular, desearas poder borrar cada una de esas fotos en la galería. Pero bien sabrás, que cada uno de esos momentos quedaran plasmados en tu corazón.

Verás que los videojuegos que te divertían, no saben lo mismo el jugarlo solo. 

Estarás triste, por darte cuenta que esos pequeños momentos que no disfrutaste, o no pensabas que tendrían un final, se van alejando día tras día. 

Pensaras en los planes, el irse de vacaciones, los emprendimientos, las ganas de querer salir adelante, junto con esa persona. 

Instagram te recordará un mueble, un departamento, un puto velador, UNA COSA, que vos sabías que ibas a elegir, aunque no te gustara, solo por ver esa sonrisa que despojaba todos tus problemas.

Verás alejarse todos los planes que tenías. Qué puta mierda. 

No querrás volver a involucrarte con nadie más. Dirás: qué estúpidos que somos los seres humanos, deseando un final feliz sabiendo que solo pasan en los finales de Disney. Uh, Disney, esas películas que tanto amaban. 

Y que tedioso, yo era una princesa, dispuesta a luchar contra dragones, contra la gente estúpida, contra la gente que no nos quería, contra mi familia, hubiera montado cualquier escenario que te hiciera feliz, me habría reinventado tantas veces se pudiera para ser lo que tu quisieras, mi amor, y recordaras por qué me amabas. 

Habría hecho de todo, todo menos tener que pedirte que te quedes. 

Maivé-