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martes, 28 de septiembre de 2021

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Desde el momento en que abro los ojos y recapacito en el día tras día, solo pienso en cómo llegue hasta ahí. Viendo a través de una ventana que da al patio, se ven las los arboles que toman un color hermoso. Tomo un sorbo de mi café, negro con un gran chorro de leche. Se acercan mis animales, se acurrucan a mi lado haciéndome saber que están, sus ojos, que demuestran amor. Qué bello amor. 
Se que he mirado demasiado el reloj, las horas pasan en un eterno resplandor y sigue todo igual. La verdad es que no sé que he esperado todo este tiempo. No lo sé. 
Sólo sé, que no entiendo como pude sonreír, sabiendo que por dentro era una constante lucha con un humo negro que se esparcía por todo mi cuerpo. 

No sé, no creo tener las respuestas a eso. O tal vez no las quiera saber. 
Pero quiero decirles, que está bien sentirse así. Pero no por eso, se van a estancar y nunca levantar el muro.
Bien sabemos que después del temporal, cuando está finalizando esa llovizna, sale un arco iris que te recuerda que no todo es tan malo como parece. 
Está bien sentirse triste, está bien tener miedo, está bien tener insomnio, está bien tomarte un tiempo para recuperarte. 
Pero te diré otra cosa, aunque está bien sentir esas emociones, no significa que las merezcas. Construiste solo, o con ayuda de alguien, algo que sabías que estaba roto desde hace mucho tiempo. Y está bien comenzar de nuevo. 
Ojalá en un tiempo, cuando miremos al pasado, podamos reírnos de esta etapa y entendamos qué fue lo que pasó. Pero en este momento, solo quiero que entiendas que levantaste estas paredes. Y lo volverás a hacer, y hacer, y hacer. No importa cuánto tiempo te cueste, ni cuantas angustias, la construirás cuantas veces sea necesario. 
Hola Maivé de los próximos meses, llegamos aquí, pero no para destrozarnos recordando todo lo que nos ha quebrado.

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